Diario El Ciudadano de Rosario
Ciudad
Un encuentro con las letras y los números
Vecinos de Empalme Graneros aprenden a leer y escribir “en unos dos meses”.
Marta Álvarez, de 30 años, reconoce que escribe “más o menos”. Jorgelina Pereyra, de 36, sabe leer y escribir pero no sumar ni restar. Andrea Suárez, de 29, aprendió a trazar su firma porque le enseñó una de sus hijas. Ahora, ellas son alumnas del Centro de Alfabetización de Cullen 1166 bis, en Empalme Graneros, que se acaba de abrir en el marco del Programa Nacional de Alfabetización y Educación Básica para Jóvenes y Adultos “Encuentro”. Mañana, de 10 a 13, en la intersección de las peatonales Córdoba y San Martín, continuará la campaña que se inició ayer para apoyar esta iniciativa. Su objetivo es anotar voluntarios dispuestos a alfabetizar y recolectar donaciones de útiles escolares. Cada semana a las dos de la tarde las mujeres comienzan a acercarse al Centro junto a sus hijos porque, como explican, no tienen con quién dejarlos. Éste es el primero de una serie de encuentros que tendrán durante cinco meses, dos veces por semana, en un horario convenido entre el grupo y los alfabetizadores. “Cada persona tiene su ritmo, pero en dos meses es posible que empiecen a escribir sus primeras palabras”, considera la coordinadora del programa, Patricia Fleitas. “Lo primero que aprenden es su firma y lo segundo, a leer para que sepan qué deben firmar y qué no”, agrega.
El programa –que depende de la Nación– realizó un relevamiento en siete barriadas de la ciudad para detectar problemas de lectoescritura. En Empalme fueron encuestadas, 120 personas y 34 admitieron que no saben leer, escribir, sumar o restar; es decir, 3 de cada 10 vecinos consultados. El relevamiento indica además que el mayor analfabetismo se registra entre las mujeres. Según explica Fleitas, son ellas quienes se ponen al frente del hogar, la crianza de los hijos y al mismo tiempo trabajan afuera de la casa. “A una edad muy temprana, las mujeres primero se hacen cargo de sus hermanos menores y luego son ellas quienes se transforman en madres. En general están solas y además de la casa y los hijos deben enfrentar el mercado laboral. En ese contexto, son las primeras en dejar de estudiar”, indica.
La tarde que El Ciudadano visitó el Centro, ellas son mayoría. Tres varones se comprometieron a venir, pero todavía no llegaron. “A ellos les da más vergüenza que a nosotras venir”, observa Viviana Valenzuela, de 37 años y con tres hijos. Abandonó la escuela en séptimo grado. Fabiana Martínez, de 34, se ríe mientras confiesa que se hacía la chupina en vez de ir a estudiar y que sólo llegó a completar tercer grado. Ellas tienen algunas dudas en cuanto a la posibilidad de volver a estudiar, porque creen que “de grande, es más difícil”.
Marta Fernández es una vecina de 61 años que da una mano en las tareas del Centro y también en la enseñanza de letras y números. “Lo importante es que cuando te vendan un kilo de papas vos sepas que es un kilo y no 900 gramos. Para mucha gente, es difícil reconocer que no sabe leer o escribir porque parece que no queda muy bien. Pero peor es no poder decidir ni reconocer cuándo te dicen una cosa por otra”, asegura.
Para quienes quieran conocer más datos del trabajo realizado, se puede entrar a la página web, http://www.encuentrorosario.blogspot.com/.
Diario El Ciudadano
http://www.elciudadano.net/NOTAS/nota.php?nombre=EDIM-22-05-2008-011